Por Erika Julieth Díaz Ángel, docente de dificultades de aprendizaje e inclusión de la Institución Universitaria Colombo Americana – ÚNICA.
Ser una docente de apoyo al aprendizaje en Colombia sin duda ha sido un desafío que he emprendido con todo el compromiso y amor, y que me ha traído una serie de cuestionamientos sobre lo qué podemos hacer para promover ambientes más inclusivos en países como Colombia.
Hay muchas preguntas y quizás muy pocas respuestas, y aunque todos estamos tratando de hacer lo que creemos más apropiado, muchas veces quedamos con la sensación de haber podido hacer más, o con la frustración de enfrentarnos a sistemas y culturas que no son tan incluyentes como dicen. También, con frecuencia, sentimos no tener las herramientas para enfrentar los desafíos de un aula verdaderamente incluyente, y que el tiempo nos juega malas pasadas y no logramos concretar ideas maravillosas para facilitar el acceso y participación.
Aunque en ocasiones podemos pensar en rendirnos, decidimos seguir adelante trabajando para promover espacios accesibles, en donde todos puedan participar y pertenecer. La accesibilidad física no es suficiente, aunque puede ser un comienzo en muchos casos, y la inclusión va mucho más allá de tener estudiantes con alguna etiqueta diagnóstica en nuestro salón de clases. La inclusión es interseccional y requiere que cambiemos nuestros paradigmas y que trabajemos día a día por que todos y todas puedan acceder, pertenecer, participar y progresar en nuestros salones de clase.
En Colombia, este planteamiento representa retos en términos culturales, políticos, y prácticos que algunas veces pueden hacernos pensar que la inclusión puede no ser tan plausible en una sociedad como la nuestra. Son muchos los docentes y directivos que mencionan la falta de entrenamiento, y de recursos como barreras importantes a sobrepasar. Además, no podemos olvidar la dificultad de acceso a la educación en varias partes del país, y para ciertas comunidades en particular. En ese mismo sentido, muchas familias sienten que sus hijos no podrán recibir el apoyo que requieren en el aula regular, o deciden dejarlos por fuera del sistema educativo por razones socioeconómicas.
A esto se suman las dificultades de acceso a sistemas de salud que puedan proveer intervenciones necesarias para algunos estudiantes, y los retos de coordinación entre salud y educación, por mencionar solo algunos de los desafíos que se presentan a la educación inclusiva en nuestro país.
Entonces, la pregunta es ¿cómo podemos fomentar la educación inclusiva dentro de nuestro contexto educativo y social?. Desde mi punto de vista, para contestar a esa pregunta, es importante pensar en cinco puntos que pueden aplicar a todos los contextos educativos:
1. Entender la educación inclusiva como un proceso continuo de base para la inclusión social y la vida en comunidad.
La inclusión en general, y en el ámbito educativo debe ser entendida como una actividad continua de toda la comunidad. No es una acción acabada, lo que implica que cada día debemos pensar las formas en las que nuestras culturas, políticas y prácticas pueden representar una barrera para las personas con las que interactuamos, y aún más como las podemos transformar para que sean apoyos para toda la comunidad.
En el ámbito educativo esto implica revisar nuestras creencias y percepciones, y trabajar activamente por cambiar los paradigmas excluyentes que podamos estar reproduciendo. Un primer paso sería preguntarnos cómo nos sentimos cuando entra a nuestro salón un estudiante que pertenece a un grupo minoritario (culturas inclusivas), cómo apoya el sistema educativo a este estudiante (políticas inclusivas) y hasta qué punto hemos buscado estrategias para apoyar a individuos provenientes de diferentes entornos y con diferentes habilidades (prácticas inclusivas).
Esto nos llevará a sentar las bases culturales, políticas y prácticas para la inclusión en la vida en comunidad y puede servir para modelar los comportamientos y acciones que promuevan la creación de oportunidades de acceso y participación para todos.
2. Reconocer la responsabilidad de los centros educativos para ser centros de aprendizaje y socialización para todos los individuos.
Aunque suene a cliché, es importante reconocer que somos docentes de todos y todas. Esto es fundamental especialmente en la inclusión de estudiantes que puedan enfrentar barreras para el aprendizaje y la participación por la falta de ambientes accesibles, de acuerdo con sus capacidades de percepción, procesamiento, comprensión y comunicación de la información.
En ese sentido, los centros educativos están obligados a proveer oportunidades de aprendizaje relevantes para todos y todas. Esto nos lleva a pensar en cómo poder facilitar el aprendizaje en clase, pero también debe llevarnos a propiciar experiencias de socialización.
En este sentido, actividades estructuradas durante el descanso dirigidas por otros estudiantes y/o docentes pueden ser opciones adecuadas, así como la práctica deportiva que esté disponible en el contexto de cada docente. No podemos dejar atrás la necesidad de desarrollar habilidades de socialización para una vida exitosa en comunidad, y no podemos limitarnos a pensar en cómo incluir a alguien en el salón, si no lo estamos incluyendo en la vida en comunidad.
3. Movernos de las perspectivas médicas y entender lo discapacitantes que pueden ser los contextos que nosotros creamos.
La discapacidad ha sido tradicionalmente vista como una condición intrínseca al individuo; sin embargo, perspectivas más actuales nos permiten comprender que las personas se desarrollan de formas diversas y que las barreras aparecen cuando las habilidades y necesidades de algunos individuos no son tenidas en cuenta en el diseño de los ambientes en los que se desenvuelven (Ver la página 20 del Documento de orientaciones técnicas, administrativas y pedagógicas para la atención educativa a estudiantes con discapacidad en el marco de la educación inclusiva para más información).
Por tanto, es nuestra responsabilidad pensar cómo nuestros contextos pueden estar siendo discapacitantes para diferentes tipos de población quizá por falta de representación étnica, por una baja tolerancia a la diferencia, por el uso del medio escrito en todas las actividades de aprendizaje, o por la falta de flexibilidad en las formas de acceder y de producir conocimiento.
En ese sentido, somos nosotros los que tenemos que analizar nuestro contexto para poder ofrecer experiencias que puedan ser más accesibles y adecuadas para los perfiles de desarrollo, sociales y económicos de todos nuestros estudiantes. Esto no solo aplica para aquellos individuos con capacidades diversas, sino para todos nuestros estudiantes que enfrentan día a día desafíos en el salón de clase que muchas veces son producto de nuestras propias prácticas docentes.
4. Trabajar conjuntamente en el desarrollo de culturas más inclusivas que permitan la participación activa de todos los miembros de la comunidad.
Uno de los desafíos más grandes que se pueden evidenciar es la falta de coordinación con la comunidad. Este es un punto por trabajar activamente, ya que es necesario poder tener un enfoque interdisciplinar para el desarrollo de propuestas que se ajusten a la situación actual de la comunidad en la que se encuentra el centro educativo, y que permitan una inclusión significativa de todos los miembros.
Aunque esto puede sonar a utopía, algunas formas de bajo costo a intentar son la inclusión de los miembros de la comunidad en las iniciativas del colegio, así como el uso de enfoques como el aprendizaje-servicio, que permitan conectar más a la escuela con la comunidad en donde está establecida y poder desde allí generar culturas y prácticas de inclusión conjuntas. Valorar los conocimientos ancestrales y comunitarios de la población también acercará la escuela al entorno y permitirá una participación más activa de estudiantes y otros miembros de la comunidad en la construcción de proyectos compartidos.
5. Usar Diseño Universal para el Aprendizaje como base fundamental de la práctica educativa.
Finalmente, así como lo establecen nuestras leyes frente a la inclusión en educación, es fundamental que usemos el marco del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) para facilitar el aprendizaje en el aula. Aunque mucho se ha hablado del Plan Individual de Ajustes Razonables (PIAR) para estudiantes que se ven enfrentados a barreras de aprendizaje y participación, es importante recordar que el primer paso para garantizar accesibilidad y participación de todos y todas en el aula debe ser la implementación del DUA. Entonces, es importante que docentes y comunidades educativas se informen acerca de este marco, para poder así avanzar en su implementación.
El objetivo del DUA es el desarrollo de aprendices expertos que estén motivados, y que sean ingeniosos y estratégicos. Para lograrlo, se propone rediseñar el currículo, ya que éste puede interponer barreras y ser discapacitante. Es así como se sugiere proveer múltiples formas de potenciar la motivación y el compromiso, de representar y procesar la información, y de mostrar las habilidades/conocimientos adquiridos.
Entonces, el punto central será la flexibilidad en las prácticas de enseñanza-aprendizaje que nos permita responder a la variabilidad en términos de intereses, motivación, habilidades y conocimientos previos a los que nos vemos enfrentados en nuestras aulas. Cabe aclarar que el DUA no es una lista de chequeo, pero sí es una herramienta de bastante utilidad para transformar nuestras prácticas, haciendo que respondan más a la variabilidad que hay en nuestros salones de clases, y respondiendo así mismo a la mayoría de los puntos que menciono como fundamentales en este texto.
Autora: Erika Julieth Díaz Ángel, docente de dificultades de aprendizaje e inclusión de la Institución Universitaria Colombo Americana – ÚNICA.
Este contenido es una iniciativa del Programa Educadores Seguros Bolívar: Ser docente, ser transformador
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Referencias:
Vídeo: DISEÑO UNIVERSAL PARA EL APRENDIZAJE – DUA
Booth, T. and Ainscow, M. (2011). Guía para la Educación Inclusiva: Desarrollando el aprendizaje y la participación en los centros escolares. (3ra Edición). Bristol: Centre for Studies in Inclusive Education (CSIE).
CAST (2018). Universal Design for Learning Guidelines version 2.2. Retrieved from http://udlguidelines.cast.org
Fundación Save The Children – Fundación Saldarriaga Concha (2020). Hacia una educación para todos en el Catatumbo. Bogotá: Autor.
Ministerio de Educación Nacional (2017). Documento de orientaciones técnicas, administrativas y pedagógicas para la atención educativa a estudiantes con discapacidad en el marco de la educación inclusiva. Bogotá: Autor.